Buenos días! os dejo una nueva reseña y en este caso no es una novela sino un relato que me a gustado.
Autor/a: OLGA SALAR
Año publicación: AGOSTO 2019
Género literario: ROMANTICA
Editorial: HARLEQUIN
Nº páginas: 64
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Precio (en euros): 0.94 EUROS
Cuerpo dulce y corazón salado.
Leticia Guerrero es arquitecto y, aunque es capaz de construir cualquier cosa que se le pase por la imaginación, es una incompetente cuando se mete en la cocina. Harta de que su inexperiencia en ese campo no haga más que crearle problemas, decide apuntarse a un curso de cocina japonesa. Después de todo, su plato más conocido se sirve crudo, ¿no?
Lo que Leticia no espera es encontrarse con un chef tan exótico y atractivo como Maxwell, un guapísimo representante de la cocina y de la genética brasileña y japonesa, y un auténtico grano en el trasero para ella.
Y es que, aunque Maxwell por fuera está crujiente y apetitoso, por dentro es del sabor equivocado. Los desencuentros entre ambos los llevarán a odiarse con la misma pasión con la que se desean.
LETICIA: Arquitecta con un arte, nula para la cocina.
MAXWELL: Chef que imparte clases de comida Asiática.
Madre del amor hermosa me han entrado ganas hasta de comer fresas ja ja si lo lees, entenderás porque.
La pluma de Olga Salar es una gran lectura asegurada, ya que si o si va a gustar o por lo menos es mi experiencia con la autora.
Este relato consta de 64 páginas y es también, como mis anteriores lecturas, de la colección RECETAS PARA EL CALOR DE UNA NOCHE.
La portada sigue la línea de su colección pero cada una da un toque a su lectura, en este caso salen los cubiertos para comer sushi.
Esta historia me atrapó y es muy amena porque he de decir que llegue al final y no quería que acabara, así que si te gusta la autora te animo a leerlo pues es una muy buena lectura, anímate!!!!!.
Nací el veintidós de enero de 1978 en Valencia. Quizás fue por eso de nacer en puro invierno, que adoro el frío y no soporto el calor.
Estudié filología hispánica porque era la manera más sencilla de engañar a mi madre: ella pensaba que me estaba sacando una carrera; yo saciaba mi curiosidad por las palabras al tiempo que compaginaba mi pasión por la lectura. Hasta que un día mi propia voz literaria se hizo un hueco entre las líneas, un espacio en mi cerebro, y me exigió su propio un lugar, un trocito en todos y cada uno de mis días.
Escribí mi primera novela con una teoría, para mi brillante y contrastada, sobre lo desastroso de las primeras veces.
Desde esa maravillosa primera vez, que se cargó mi teoría, no he dejado de escribir.
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